viernes, 22 de noviembre de 2013

Acostumbrar.


Me tendré que acostumbrar,
a dejar que tu nombre resuene
en el fondo de aquel bar,
donde juntos desciframos el atardecer,
donde juntos planeamos huir.
Acostumbrar a no ver 
el lago cristalino de tus ojos,
donde solía naufragar
perderme y soñar.
Me tendré que acostumbrar
a que solo me acompañe
mi sombra al caminar,
a dejar solo una huella
a la orilla del mar.
Acostumbrar,
me tendré que acostumbrar.

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